Consagrarse a María significa ponernos en sus manos, a su servicio y disposición. Y Ella nos guiará hacia Jesús.
Consagrarnos a Ella significa dejarse llevar sin condiciones, sabiendo que Ella conoce mejor el camino y que podemos dormir tranquilos en sus brazos de madre. Consagrarse a María significa vivir permanentemente en su Inmaculado Corazón, dentro del Corazón divino de Jesús. Es dejar que Ella actúe por medio de nosotros. Es como prestarle nuestra lengua para que hable por nosotros y nuestro corazón para que ame a los demás por nuestro medio. En una palabra, es vivir en unión total con María para que podamos llegar a decir: Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí por medio de María. Por eso, un consagrado a María debe confiar plenamente en Ella y dejarse llevar por Ella sin condiciones.
Formulas de Consagración
Oh, María, Madre mía, yo me consagro del todo a Vos y en prueba de mi filial afecto, te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser y ya que soy todo tuyo, Oh Madre de bondad, guardadme y defendedme como a cosa y posesión vuestra. Amén.
¡Oh Señora y Madre mía!
Con filial cariño vengo
a ofrecerte en este día
cuanto soy y cuanto tengo.
Mi boca para cantarte,
mi voz para bendecirte,
mi corazón para amarte,
mi vida para servirte.
Acepta, Madre, este don,
que te ofrenda mi cariño,
y guárdame como a un niño
cerca de tu Corazón.
Que nunca sea traidor
al amor que hoy me enajena
y que desprecie sin pena
los halagos de otro amor.
Que, aunque el dolor me taladre
y haga de mí un crucifijo,
que yo sepa ser tu hijo
y sienta que eres mi Madre.
En la dicha, en la aflicción,
en la pena, en la alegría,
¡mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía!
A JESÚS POR MARÍA!!!.
CAMINA CON MARIA!!!.
EVANGELIO DE HOY
San Juan, Capitulo 10 Versículos 22-30
SANTO DEL DÍA
San Ángel de Sicilia
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